Los acontecimientos del 2 de octubre de 1968 no se olvi.



El pueblo se había estado manifestando en todo el país, pero el verano de 1968 miles alumnos salieron a manifestarse a las calles, con centro de reunión en la plaza de las 3 culturas (construida sobre las ruinas de la antigua ciudad azteca de Tlatelolco), frente al sitio arqueológico, está la iglesia colonial de Santiago, detrás, una torre ocupada por la cancillería mexicana y el edificio chihuahua cierra la plaza hacia el este, (siendo un sitio más que conveniente para el acorralamiento de los manifestantes) mientras tanto el ejército se movilizaba a los alrededores, los líderes estudiantiles se situaban en el tercer piso del edificio chihuahua, el cielo era surcado por un helicóptero que al poco tiempo lanzo unas luces verdes que descendieron a la plaza.

 

En el edificio chihuahua y en el edificio de las 3 culturas, estudiantes de la UNAM y del politécnico buscaban un cambio democrático en el país, mayores libertades políticas y civiles, menor desigualdad y la renuncia del gobierno del (PRI) que consideraban autoritario.



Alrededor de las 18:10 el grupo manifestante fue acorralado y fusilado por francotiradores y militares vestidos de civiles, lo único que los diferenciaba era la portación de un guante blanco (el batallón Olimpia).

Durante todos esos años fue el símbolo de la zaña de un gobierno que no quería la manifestación de ideas y tampoco que le echaran a perder sus juegos olímpicos (que se celebrarían 10 días después de la masacre) y que no dudo ni un segundo en aplastar a un grupo de estudiantes, toda esa juventud cortada de tajo, dejo una cicatriz que a 49 años aún no se olvida.

La Presidencia de la República afirmó que la intervención «acabó con el foco de agitación que ha provocado el problema» y garantizó «la tranquilidad durante los Juegos Olímpicos»


El general Carlos Roberto Bermúdez Ávila era el encargado de llevar a cabo la estrategia para disolver la manifestación, estrategia que incluyo balazos, macanazos y golpes.

Manuel Díaz Escobar era jefe operativo de los halcones, encargados de infiltrarse en las manifestaciones y hacerlas pedazos desde adentro, o incitando a la violencia.

Alfonso Corona del Rosal era el regente del distrito federal (jefe de gobierno) abogado general de la UNAM, y que en 1986 el PRI otorgo medalla al mérito, en el 2001 muere tranquilamente, este “CABRON” en palabras de Echeverría fue quien pidió que el ejército interviniera en Tlatelolco y durante 30 años fue el encargado de desaparecer estudiantes, comunistas, manifestantes y en sí, todo aquel que se manifestara contra el PRI (ESTE INDIVIDUO TIENE UN MONUMENTO EN LA GLORIETA DE INSURGENTES), junto con Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría fueron los principales autores de la masacre. 

 (monumento a genocida.)

26 muertos 1043 detenidos y 100 heridos son las cifras oficiales, sin embargo una mujer madre de uno de los estudiantes manifestantes asegura haber buscado a su hijo entre las pilas de jóvenes muertos en la calle y asegura haber contado al menos 80 cuerpos al menos en una zona de la plaza, al anochecer los cuerpos fueron trasladados a las morgues en camiones de basura cuentan algunos.

No es la primera ni última vez que el gobierno actúa de esa forma contra su pueblo ya que el ejército había lanzado un bazucaso 2 meses antes del genocidio en Tlatelolco a la puerta de la prepa san Idelfonso (con alumnos entre 16 y 18 años de edad).


Antes la  manifestación de doctores en 1964 fue predecesora de la tragedia del Tlatelolco,  la manifestación se debía al reclamo de su pago atrasado de aguinaldos, el gobierno despidió a los médicos y secuestro enfermeras supliéndolos por médicos militares.



Mas en actual esta “La matanza de san salvador Atenco” (2006) mato a 2 menores de edad, incluyendo abuso sexual y a las garantías individuales, por la manifestación de un grupo de floricultistas, desencadenando el rechazo a Peña Nieto por parte de estudiantes de la IBERO en campaña de elecciones.

El gobierno decidió por medio de la violencia y asesinato con uso de armas, acabar no solo con jóvenes estudiantes, en la manifestación había profesores y profesoras, mujeres, niños, profesionistas, obreros y también periodistas.

Es imposible no hablar con impotencia acerca del tema, da profunda rabia pensar que se le puede cortar tan fácil las alas al derecho de expresión y de pensar que el gobierno intenta ocultar la carne, lagrimas, sangre, perdidas de muchas familias y el dolor bajo su alfombra pútrida.

Da incertidumbre no sentirte seguro frente a las fuerzas armadas, que al chasquido de un par de dedos volteara fríamente su arma y pondrá de blanco el espacio entre tus ojos, sin dudar en volarte la cabeza para callar en un instante el valor de unos pocos por cambiar el rumbo de la historia de México.

La voz fue callada esa tarde del 68, sustituyo gritos de protesta, gritos que pedían respuestas a los que deberían ofrecerlas, los gritos de unión pacifica de estudiantes, madres y padres de familia, niños, profesionistas, periodistas, profesores entre otros, fueron ahogados en gritos de agonía, dolor y para cientos gritos con su último aliento.






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