E s c l a v o s.

En los días donde todo gira tan rápido, donde se aparece el alba anunciando un nuevo episodio de 24 horas, donde batallas para separar el cuerpo de las sabanas. Unos maldiciendo su rutina, otros con muchas ganas de comerse el mundo, pero ambos, con algo en común; están inmersos en el mismo tiempo, algunos disfrutando otros sólo dejándolo pasar.

Dentro de esa estructura tan cuadrada en la que todo está predispuesto; vamos al trabajo, escuela y ya sabemos con quienes vamos a convivir, las cosas que nos podrían irritar, planeando como evitar el tráfico, ignorar al señor que te ofrece el periódico en la esquina del semáforo, pensando cómo lidiar con esa persona que te cae de la patada. A pesar de todo eso siempre estamos pensando a futuro, maquilando ideas, acciones, como; Que comer después de un largo día pesado, escoger si al llegar de nuevo a casa te pondrás a trabajar en tus pendientes, o tal vez pondrás un buena película o simplemente dormirás para desconectarte de todo lo que allá afuera sucede.

Estamos cansados, física y mentalmente, quisiéramos poder se libres de todo aquello que nos aqueja aunque sea por algún corto momento, daríamos lo que fuera por poder hacer lo que realmente nos gusta sin importarnos el qué dirán, sentir que no pertenecemos a ese sistema opresor en el que todos tratamos de sobrevivir.

¿Te imaginas el día tuviera 25 horas? Es una locura el sólo pensarlo, esa hora seguro la aprovecharíamos en eso que nos apasiona, en eso que nos causa placer. Algunos dormirían más, no faltará aquel que se quede con sus amigos tomándose unas cheves nomás porque puede, así como tampoco se nos pueden olvidar aquellos que aman su trabajo, con gusto se quedarían sesenta minutos más ahí, o esos benditos amantes que disfrutan del otro, que claro, entre besos, caricias y susurros podrían pasar toda una vida así, total por ellos que el mundo ruede.

Pero un día, el sol está ya muy arriba y ha empezado a interrumpir tu sueño, te levantas para en automático deducir que se te ha hecho tardísimo, como resorte saltas de la cama, vuelto loco te metes a bañar, y justo cuando te estás lavando los dientes, la alarma de tu celular comienza a emitir esa cancioncita ruidosa y taladrante que has puesto como alarma, te sacas de onda y empiezas a creer que te vuelves loco. Sales apresurado del baño, entras nuevamente a tu habitación, revisas tu celular; en efecto, estás loco y tu celular si resulto ser inteligente, pues tu vives al día y se te olvidó por completo que vivías en octubre, el horario de invierno empezaba su curso, mas sin embargo tu celular si lo recordó.

Al principio los días te parecen extraños, más largos y los amantes de la noche, encantados disfrutan la oscuridad a las 6:30 p.m. Todos entramos en un proceso de adaptación al nuevo tiempo; Las plantas, los animalitos duermen más temprano, pero principalmente nosotros, los humanos.


Es muy chistoso como el horario determina muchas cosas cotidianas; Las salidas con los cuates, la hora de la cena, la llegada de un menor de edad a casa, las amas de casa tienen que organizar bien sus tiempos o el día no les será suficiente. A todos esos cambios nos acostumbramos hasta que todo vuelve a la normalidad. Al principio pensábamos que haríamos con una hora más al día, ya es inicio de noviembre, el reloj se ha atrasado y nosotros seguimos siendo esclavos del tiempo.






Comentarios

Entradas populares